Detengámonos un momento a pensar en la palabra arte. Posiblemente lo primero que nos viene al pensamiento son Picasso, Van Goth o Dalí. Pero ahora pensemos en tecnología, quizás logramos imaginar algún teléfono inteligente o tal vez una computadora.
En el transcurrir de la historia, la tecnología se ha encargado de ofrecer una gran variedad de nuevas herramientas para que los artistas se expresen. En la actualidad estas dos disciplinas, que en apariencia son diferentes, se encuentran relacionadas siendo la tecnología una de las fuerzas fundamentales para el desarrollo y la evolución del arte.
Alrededor del mundo, existen personas diseñando nuestro futuro: Internet, la fabricación digital, la nano y biotecnología, automodificación, la realidad aumentada o virtual, “la singularidad”, en todo caso, lo que nos rodea se encuentra alterando nuestras vidas y también nuestra visión del mundo y de nosotros mismos.
Científicos, programadores de software informático, inventores, emprendedores, pero además músicos, artistas visuales, directores de cine y diseñadores se mantienen ocupados creando para brindar nuevas experiencias a los humanos. Gracias a tal movimiento, no sólo se viene haciendo un arte que es original en todas partes, sino que también son formas de arte completamente nuevas pues están evolucionando.
Cada vez son más los artistas que hacen ceder los límites del arte, hurgando más allá de lo que se ha venido considerando como “tradicional”, a fin de incorporar diversos aspectos en su trabajo.
En el caso del arte, se está haciendo menos estático para adoptar muchas formas distintas, que van desde la impresión de esculturas que han sido creadas de forma digital en tres dimensiones, hasta flashmobs, pasando por aquellos fotógrafos que se encargan de retratar a cientos de voluntarios desnudos en alguna playa.
La red tiene poder
No podemos obviar que las reglas del juego están cambiando. Desde que se inicio la era del arte postmoderno, en la década de 1860, los actores más influyentes (artistas de renombre, curadores de museos, críticos de arte, promotores de ferias de arte y, sobre todo, poderosos propietarios de galerías) dictaminaron el comportamiento del mundo del arte.
Pero las maneras modernas en las que se está creando, produciendo, distribuyendo, comercializando, preservando y apoyando el arte han sido modificadas, como una reacción directa a la transición a una sociedad digital que se encuentra conectada: la era del internet.
De forma tradicional, los artistas solían acudir a las galerías con sus obras en mano, y era la galería quien tomaba la decisión de si el material era lo suficientemente bueno para ser expuesto. En nuestros días acuden a internet con el fin de exhibir y vender desde allí su trabajo.
Gracias a nuevos servicios como el fenómeno del crowdfunding (financiamiento colectivo), por vez primera los artistas han sido capaces de recaudar dinero en la web para hacer realidad sus ideas.
Tan solo en el año 2011, el sitio de internet de crowdfunding Kickstarter alcanzó a recaudar alrededor de US$100 millones en compromisos para más de 27.000 proyectos que guardaban relación con el arte. De esta manera, ahora los artistas utilizan las redes sociales como una herramienta poderosa con la que se puede modificar la relación entre los coleccionistas y el público.